Las primeras cifras de la “desbandada” o salida de estudiantes de las escuelas privadas, a consecuencia de la crisis económica, señalan que la población vulnerable va de poco menos de 10% hasta 50% en un escenario “crítico”
Nurit Martínez
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Las primeras cifras de la “desbandada” o salida de estudiantes de las escuelas privadas, a consecuencia de la crisis económica, señalan que la población vulnerable va de poco menos de 10% hasta 50% en un escenario “crítico”.
Para ellos las opciones de estudio serán la escuela pública, escasamente los créditos educativos y en otros, los institutos patito. Ante esta situación la Secretaría de Educación Pública (SEP) manifiesta su “preocupación” y ha llamado a los directivos de las instituciones privadas a establecer sistemas de pagos diferidos, reducción de costos y ampliación de los sistemas de crédito y becas.
Autoridades e investigadores coinciden en que las cifras exactas del impacto de la crisis en la educación privada se podrán medir durante el mes de julio y agosto, al inicio del siguiente ciclo escolar.
Pero desde ahora ya se prevé la magnitud de la crisis. En el caso de la educación básica, la Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) tiene documentado que entre 7% y 8% de los niños de primaria “ha tenido la necesidad de establecer un diálogo y llegar a un arreglo con las autoridades escolares para evitar su salida de la escuela”.
Significa que alrededor de 320 mil niños que se encuentran en situación “vulnerable” ha tenido que negociar su permanencia escolar debido a que “los padres de familia perdieron el empleo, o que en el caso de los empresarios tienen problemas de liquidez”, detalla Guillermo Bustamante, presidente de la UNPF.
En el caso de las universidades, Arturo Molina, director general del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, campus ciudad de México dice que de los 91 mil estudiantes que tiene esa institución en los 33 campus de todo el país, alrededor de un 30% hasta 50% requerirán un apoyo para continuar sus estudios, ésta última estimación en un “escenario crítico”.
Del total de alumnos que tiene ahora el Sistema Tec de Monterrey, alrededor de 38% recibe un tipo de beca o tiene vigente un crédito educativo y adicional a eso, la institución prevé que otros 31 mil jóvenes de los ya inscritos o de nuevo ingreso “entren en problemas económicos” para pagar los más de 68 mil pesos que en promedio cuesta el semestre de una licenciatura.
El también ex consultor del Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, describe que ante ese escenario, el Tec de Monterrey autorizó una bolsa de 80 millones de pesos para otorgar créditos a una tasa fija de 8.5% anual y pagables en 15 años.
Universidades “patito”, la opción
La crisis no sólo implicará la movilidad de los estudiantes de las escuelas de educación básica y de las “universidades privadas de élite” al sistema público.
Javier Mendoza Rojas, investigador del Instituto de Estudios sobre la Universidad y la Educación, de la UNAM dice que en principio esas familias de élite “buscarán las becas y los créditos educativos, y luego la universidad pública, que logró reposicionarse en los últimos años”.
Otra opción está en “los sistemas privados de costos intermedios” como las universidades en redes. La magnitud de esos movimientos no se sabe aún, quizá será gradual, estima el también asesor de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior. “No será de golpe”, dice.
Otro grupo de la población de ingresos medios ya no podrá buscar la escuela privada y también demandará un lugar en la escuela pública.
“Para algunos estudiantes de esas familias no les quedará más que irse a este sector de universidades de baja calidad, las universidades patito. Ahí difícilmente un estudiante del Tec de Monterrey hará un cambio brutal, primero verá la opción pública”, considera Mendoza Rojas.
“En tiempos de incertidumbre como el que estamos viendo les vamos a pedir a las universidades públicas y particulares una serie de compromisos y metas específicas para que hagamos un esfuerzo mayor que evite que los índices de deserción se eleven”, dice el subsecretario de Educación Superior, Rodolfo Tuirán Gutiérrez.
Un primer llamado lo encabezó la secretaria de Educación Pública Josefina Vázquez Mota, para que las universidades públicas se comprometieran a establecer medidas de reducción de costos y establecer sistemas de pagos diferidos o identificar cursos gratuitos.
Las universidades privadas pidieron un plazo para analizar la demanda y presentar una contrapropuesta.
Alejandro Gertz Manero, presidente de la Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior (FIMPES) afirma que en un mes darán respuesta a ello, ya que será hasta que inicie el ciclo escolar cuando se van a tener medidas confiables. También dice que “dependerá de cómo se vaya poniendo la economía”.
La salida de estudiantes de las escuelas privadas “es una hipótesis que no podemos desechar y tampoco magnificarla”.
Será hasta que se realice la asamblea de esa Federación que las instituciones privadas den a conocer las estrategias que asumirán para evitar que sus alumnos dejen los planteles. Mientras tanto, por separado cada una de las universidades se adelanta a contener a sus alumnos, como en el caso de los estudiantes del Tec de Monterrey.
En la Universidad de las Américas, ciudad de México, “no se tienen las cifras, pero a los buenos estudiantes buscaremos apoyarlos”, señala Gertz Manero, quien también es rector de esa casa de estudios.
Las previsiones que se tienen en la Universidad del Valle de México, no son diferentes, sus autoridades refieren que será hasta el mes de abril que se tenga la medición del impacto y las estrategias a seguir.
Presión creciente al sistema público
Por lo pronto, el Instituto Politécnico Nacional (IPN) advierte que prevé un incremento de 10 mil solicitudes de estudiantes que desearán incorporarse a esa casa de estudios provenientes de las escuelas privadas.
“El año pasado tuvimos alrededor de 80 mil solicitudes, este año estamos esperando que lleguen 90 mil para educación superior. Ahí vamos a tener un efecto provocado por esta crisis financiera que hace que los estudiantes se muevan de una institución a otra, de escuelas privadas a públicas”, puntualizó hace unos días el director Enrique Villa Rivera.
En el caso de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), las primeras cifras de este movimiento se advirtió en el número de jóvenes que presentaron su examen para el ingreso a la licenciatura. El secretario general del Sindicato de Trabajadores, Agustín Rodríguez, reveló que fueron “40 mil alumnos más de escuelas privadas”.
Rosaura Ruiz, secretaria de Desarrollo Institucional, refiere no tener cifras pero reconoce que habrá una tendencia a la universidad pública, pero “difícilmente podremos aceptar a un número mayor. No puede aumentar de manera importante la matrícula de la UNAM”.
La también presidenta de la Academia Mexicana de Ciencias dice que es en este momento de crisis en donde “tenemos que apostar a la educación para enfrentar de mejor la manera el proceso de recuperación. La mejor manera en salir de las crisis es mejorar la educación y mejorar el desarrollo científico y tecnológico”.
“Los mexicanos tenemos que apostarle a la educación como le apostamos a comprar una casa o un carro”, agrega el director general del Tec, Arturo Molina.
En el caso de la escuela pública autoridades y expertos señalan que será más difícil que los niños o los universitarios abandonen sus estudios, ya que se cuenta con programas de becas que atiende a la población en situación de marginación.
Tan sólo en las universidades se prevé que de los 600 mil jóvenes en situación de pobreza más de la mitad ya cuenta con un apoyo económico por parte del gobierno federal y en las próximas semanas se abrirán más opciones.